Era su lugar predilecto, en donde poder esconderse de la civilización y pasar desapercibido sin que el mundo cotidiano lo pudiera encontrar. La primera vez que llegó fue por mera casualidad. Manejaba sin rumbo fijo por una carretera poco transitada, un letrero le llamó la atención, el nombre de la localidad se le figuró poco ortodoxo, como si no fuera una comunidad, sino algo más, le parecía el mote de algún animal. Por curiosidad, ingresó a la desviación, un sitio secundario, bastante angosto y sin gente, parecía abandonado. Se trataba de una pequeña península a orillas de un lago, el espacio era muy reducido y no permitía que la comunidad se expandiera mucho, obligados a permanecer chicos por siempre. Una explanada muy grande le daba la bienvenida, sumamente amplia para el tamaño del poblado, algo ridículamente en...